Luego de tres años del asesinato premeditado de Fernando Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell, perpetrado por un grupo de al menos ocho personas, el juicio que inicio a principios del mes corriente, llegó al ramo final del mismo, con la etapa de alegatos, fase anterior a las últimas palabras de los imputados y posterior veredicto de los magistrados.
Los fiscales en cuestión expresaron que “todos hicieron todo, todos le pegaron (a Fernando Báez Sosa), todos evitaron que dejaran de pegarle y se iban turnando”. Y comenzaron a asignar específicamente las acciones que cometió cada rugbier. “Ciro Pertossi no sólo agrede a Fernando, sino a todas las personas que intentaban auxiliarlo. Luciano Pertossi le pegaba a todo el mundo para que la zona quedara liberada. Lucas Pertosssi (…) aparte de pegarle a Fernando es una de las personas que liberó la zona”.
“Máximo Thomsen (…) era la persona que más pegaba, contamos con muchos testimonios de la ira de Thomsen dentro del boliche”, podría ser quien gritaba “maten al negro de mierda”. Para culminar, el fiscal Dávila dijo que Juan Pedro Guarino Tomás Colazo, quienes formaban parte del grupo y declararon como testigos no siendo imputados por el crimen, “no tengo dudas de que por una omisión, mintieron. Vamos a solicitar que se forme una causa por separado por falso testimonio”.
Por parte de la defensa de la víctima, el abogado Fernando Burlando, comenzó mediante “todos mataron a Fernando Báez Sosa. Para sintetizar, la cacería humana y el suplicio del que fue objeto Fernando Báez Sosa, los invito a pensar en esta imagen: Fernando Báez Sosa, en el piso, sin mirar, pide contemplación, clemencia. La respuesta fue una patada en la cabeza. La respuesta fue una patada y otra más y otra más. Tal vez en algún momento estaba sin signos vitales y continuaron. Los azotadores decidían el momento oportuno para castigar a Fernando a mansalva”.
Y continuó explicando que “la conquista era el trofeo, celebraron, se abrazaron, comieron hamburguesas y creo que las preguntas fueron respondidas por las pruebas. Mucha prueba potenció la ya comprometida situación de los acusados. Se llevaron el trofeo y lo celebraron aunque algunos verdugos creyeron que algo podía salir mal y empezaron a ocultar pruebas. Luego, comieron hamburguesas, imagen extremadamente bizarras si las hay. Matar les dio hambre, la imagen de Fernando de rodillas, pidiendo clemencia, justifica el pedido de prisión perpetua de los acusados”.
La defensa de los rugbiers
De acuerdo a los relatos que intentaron instaurar los defensores de los rugbiers que asesinaron a Fernando, la estratégia llevada a cabo fue re catalogar el asesinato con saña contra una persona en estado de indefensión premeditado por hasta ocho personas, que contempla la prisión perpetua para los perpetradores, en un asesinato en riña o pelea, la cual tiene una pena de entre dos y seis años.
El ataque que le provocó la muerte a Fernando, de acuerdo a los defensores de los imputados, fue una respuesta a un empujón recibido por uno de los rugbiers por parte de Fernando. De acuerdo al razonamiento de los abogados defensores, esta acción llevada a cabo dentro de un boliche donde apenas se puede caminar, dio pie a planificar golpear a una persona hasta la muerte, esperando a que la zona esté liberada de policías y atacando luego de no percibir signos vitales en la víctima.