Hoy, en nuestro país, se celebra el “Día Nacional del Boludo”, una fecha que rinde homenaje a aquellos que actúan de manera honesta, a pesar de las circunstancias, y se resisten a sucumbir a la llamada “viveza criolla”. En un contexto donde el individualismo y la búsqueda de beneficios propios parecen prevalecer, esta celebración busca reivindicar la palabra “boludo” y valorar las buenas acciones.
El origen de esta conmemoración se remonta a 2009, cuando un grupo de creativos digitales, diseñadores gráficos, estudiantes de teatro y bloggeros decidieron lanzar una campaña. Todo comenzó con los comentarios en línea sobre historias de personas que encontraron una suma de dinero y la devolvieron, gesto que muchos usuarios calificaron como una tontería y opinaron que ellos se habrían quedado con el dinero. A partir de este debate, se generó una discusión acalorada sobre si el que actuaba de forma correcta era un “boludo” o no.
El “No” ganó abrumadoramente, mientras que otros defendían la idea de celebrar las buenas acciones y fomentar una actitud más “boluda” en la sociedad. Los creadores de la iniciativa buscaban reivindicar la palabra “boludo”, asignándola a las buenas acciones que a menudo son aprovechadas por otros. Sostenían que en Argentina somos una nación de boludos, donde millones de personas aspiran a vivir en paz, construir un futuro próspero y una sociedad justa. Sin embargo, día tras día, los “vivos” demuestran que confiar en las promesas, mostrar respeto por los demás y actuar dentro de la ley es considerado una estupidez, algo reservado solo para los tontos, los fracasados y, en definitiva, los boludos.
El 27 de junio de 1806 se convierte en una fecha significativa para esta celebración, ya que marca un episodio en la historia de nuestro país donde las autoridades del Virreinato del Río de la Plata, en un intento por hacer las cosas bien y promover el diálogo, entregaron Buenos Aires a los británicos. El virrey Sobremonte, considerado el primer boludo patrio importado directamente de España, abandonó la capital y se retiró a Córdoba. Esta anécdota histórica refuerza la idea de que la estupidez no es exclusiva de ningún período de tiempo, sino que está arraigada en nuestra historia y sociedad.
En última instancia, el “Día Nacional del Boludo” es una protesta contra aquellos que, bajo el pretexto de la “viveza criolla”, abusan de las buenas intenciones o transgreden las leyes en busca de su propio beneficio. Es común escuchar la frase “me sentí un boludo” cuando alguien realiza una acción que otros no harían y, en retrospectiva, se vuelve evidente que fue objeto de aprovechamiento o burla.