Álvaro Argel, un bebé de 11 meses de Ayacucho, protagonizó un histórico vuelo sanitario desde Mar del Plata a Buenos Aires, siendo el primer bebé en el país en ser trasladado con un equipo ECMO móvil, diseñado para reemplazar temporalmente las funciones del corazón y los pulmones. Su historia está llena de valentía, ciencia y amor familiar.
Los primeros síntomas
Todo comenzó cuando Álvaro presentó fiebre alta el miércoles 4 de diciembre. Sus padres, Sofía y Leandro, lo llevaron al hospital, donde inicialmente les dijeron que era algo viral. Sin embargo, al no mejorar, regresaron el domingo, y les diagnosticaron la sexta enfermedad, un cuadro típico en niños. Al día siguiente, el diagnóstico podía ser escarlatina.
“Queremos aclarar que la bacteria que contrajo Álvaro podía dar todos esos diagnósticos, pero nada nos preparó para lo que venía”, explicó Sofía.
El traslado a Mar del Plata
El lunes 9 de diciembre, los análisis mostraron valores alterados en los riñones, indicando una posible falla renal. La pediatra de Álvaro, Mari Acosta, gestionó rápidamente su traslado a Mar del Plata. “Confiamos plenamente en ella y agradecemos su rapidez en tomar decisiones que salvaron la vida de nuestro hijo”, expresó Leandro.
En Mar del Plata, nuevos análisis confirmaron una falla hepática además de la renal. Álvaro fue tratado con antibióticos y otras drogas, pero su estado seguía deteriorándose. La madrugada del martes 10, los médicos decidieron intubarlo. Esa misma tarde, informaron a la familia que la única opción viable era conectarlo a un equipo ECMO y trasladarlo al Hospital Italiano de Buenos Aires.
Un operativo de vida o muerte
El equipo médico llegó para preparar a Álvaro, un proceso que tomó varias horas. “Nos explicaron cómo funcionaba el ECMO, que haría circular su sangre fuera del cuerpo para permitir que sus órganos descansaran. Fue aterrador, pero era su única esperanza”, recordó Sofía.
El traslado al avión sanitario se realizó con extrema cautela, y finalmente, Álvaro llegó a Buenos Aires. Allí, además del ECMO, comenzó un tratamiento de plasmaféresis, que limpiaba su sangre de partículas dañinas. “Cada día era una batalla, pero Álvaro siempre respondió bien al tratamiento”, contó Leandro.
El camino a la recuperación
El domingo 15 de diciembre, Álvaro fue desconectado del ECMO, y en los días siguientes, los médicos comenzaron a reducir las dosis de sedación. El miércoles 23 fue trasladado a una sala común, y el 27 de diciembre, recibió el alta médica. Ese día, Álvaro regresó a Ayacucho para celebrar su primer cumpleaños rodeado de su familia.
Actualmente, Álvaro sigue bajo control médico. “Por el momento tiene controles en Buenos Aires, estamos yendo dos veces por semana”, comentó Sofía, agradeciendo la evolución favorable de su hijo.
Sofía y Leandro expresaron su agradecimiento a todos los que acompañaron esta dura experiencia. “Gracias a Mari Acosta, su pediatra, que estuvo siempre para Álvaro; a la Clínica del Niño y la Familia en Mar del Plata, y al Hospital Italiano, que nos dieron el mejor cuidado. También queremos agradecer a nuestra familia, amigos y a toda la comunidad de Ayacucho, que nos enviaron fuerzas y buenas energías”.