En Ayacucho se desplegó una iniciativa inédita impulsada por la Iglesia “Jesús, mi Fortaleza” y su equipo evangelístico. La propuesta, liderada por la pastora Teresita Etcheverry y la evangelista Analía Pérez, consistió en colocar 1.550 carteles con mensajes cristianos de aliento y paz en distintas calles de la ciudad.

El proyecto se planificó durante varios meses y se ejecutó en la noche del domingo, con la intención de sorprender a los vecinos al iniciar la semana laboral. “Queríamos que, al salir el lunes, la gente encontrara palabras de esperanza y vida”, explicaron sus organizadoras.

Los carteles, confeccionados artesanalmente con cartón y afiches impresos, no tenían en su mayoría referencias a la iglesia organizadora, ya que el objetivo fue “anunciar a Cristo y no a un ministerio”. La campaña se completó con la entrega de flores y mensajes breves en espacios públicos, generando un fuerte impacto en redes sociales.

“En tiempos de crisis, depresión y falta de perdón, muchas personas necesitan que alguien les diga que todo puede estar bien. Para nosotros, ese mensaje es Cristo”, sostuvo Etcheverry. La pastora relató además que ella misma atravesó momentos de depresión y que su vida cambió al conocer el evangelio, motivándola a transmitir ese mensaje a otros.

La movida sorprendió a los vecinos: al amanecer del lunes, los carteles habían sido fotografiados y compartidos en estados de WhatsApp y redes sociales. Incluso personas de otras localidades contactaron a la iglesia para conocer más sobre la iniciativa.

Desde la organización aseguraron que se trata de “una semilla” y que, aunque la campaña fue presentada como “prueba piloto”, esperan ampliarla a otras zonas. “Con que una sola persona haya recibido un mensaje alentador, todo el esfuerzo valió la pena”, remarcaron.

La Iglesia “Jesús, mi Fortaleza” congrega en calle Sarmiento 71, frente al estadio municipal, pero insiste en que su propósito es “dar a conocer a Cristo, no a una denominación”. Según Etcheverry, “la gente busca paz y seguridad en cosas externas, pero Cristo es la verdadera paz”.

La iniciativa dejó en claro que, en medio de las dificultades sociales, los gestos simples y anónimos pueden generar un cambio profundo en la comunidad.