El precio del ternero de invernada, a moneda constante, continúa situándose por debajo de los valores promedio de los últimos 10 años. Si bien, al tomar como indicador el valor Índice ROSGAN que para el mes de noviembre marcaba una referencia de $2.769 el kilo se aprecia una mejora real en los últimos meses, este comportamiento no deja de responder en gran medida a la propia estacionalidad de oferta de la categoría sin llegar a reflejar aun la menor disponibilidad estructural de cabezas registrada este año como consecuencia de la seca pasada.
Notemos que, subraya el reporte, tras una caída en el stock de más de 800 mil terneros este año, el valor de la invernada permanece unos 18 puntos porcentuales por debajo de los niveles marcados un año atrás y más de un 30% debajo de los máximos registrados en marzo de 2022, con un ternero que, a valores de hoy, se acerca ba a los $4.000 el kilo.
En cuanto al valor del novillito gordo, a pesar del ligero repunte que se llegó a marcar la semana pasada, en lo que va del mes, el promedio de la categoría (en torno a los $2.100) -medido a moneda constante, se ubica un 18% por debajo del promedio marcado a igual fecha de un año atrás y 13% por debajo del promedio de los últimos 10 años.
Si bien la relación de precios entre la invernada y el gordo en torno a 1,35 resulta un 10% más cara en comparación al año pasado, la oferta forrajera que hoy disponen los campos sumado a la escasez de terneros, es lo que alienta la demanda de reposición.
En lo que respecta a cría, el valor de una vaquillona preñada, se ubica en torno al millón de pesos. Tomando los precios registrados a esta misma fecha un año atrás, medidos a moneda de hoy, los valores actuales se sitúan unos 19 puntos por debajo. Algo similar sucede con la vaca flaca, si bien nominalmente las cotizaciones son buenas, al ajustarlas por inflación los valores caen en términos reales más de 25 puntos por debajo de lo que pagado un año atas.
Aun así señala el Rosgan, desde el punto de vista del criador, hoy reponer un vientre joven mediante el refugo de vacas, implicaría destinar 2 vacas flacas por cada vaquillona preñada, relación que en los últimos 10 años ha marcado un promedio de 2,3.
Asimismo, la cuenta también cierra si se analiza el repago de esa inversión en vientres. Si lo medimos tomando la foto actual, el valor de una vaquillona preñada se paga hoy con menos de dos terneros, algo que un año atrás costaba un 12% más.
Claro que esa relación instantánea no siempre termina reflejando la realidad al momento de la venta de los terneros, es por ello que, más allá de los números fríos deben ponderarse también las expectativas del negocio, en términos de valores futuros. Es precisamente allí donde el incentivo tanto a la compra como a la retención de hacienda resulta mayor.
El año pasado por la seca se perdieron más de 800 mil terneros. Si bien este año las pariciones vienen bien y de continuar con el buen clima se proyecta un buen porcentaje de destetes, sin dudas la caída de más de 700 mil vacas en el stock influirá y mucho en la recuperación del número de terneros logrados.
A su vez, este año la faena de hembras continuó siendo elevada por lo cual, más allá de la mejora que pueda lograrse en la preñez, la cantidad de vientres en servicios seguirá limitando la extracción de terneros del próximo año, siendo este un factor alcista para los precios de esta categoría al menos por los próximos dos ciclos.
Bajo este escenario, el Rosgan señala que una suba del precio del ternero, más tarde o más temprano, termina derramando hacia la cría en una apreciación tanto de los vientres como de los reproductores.
Por tanto, con un clima que hasta ahora parece favorecer la producción a cielo abierto, es momento de reponer vientres y retener los terneros por más tiempo en los campos.
Por otra parte, si bien el precio del gordo aun no favorece demasiado el engorde intensivo, la demanda de novillos pesados y consecuente achicamiento de la brecha contra el macho más liviano, constituye otro factor de incentivo para la invernada pastoril.
Todo ello de cara a una oferta futura de ganado que se proyecta escasa para una demanda muy sólida, especialmente del lado de la exportación.