Este viernes 29 de marzo fue el último día de trabajo en la Municipalidad de Ayacucho para el reconocido Rubén “Chiquito” Ibáñez, quien desde su llegada al Hospital y con pasos por la Biblioteca Pública “Manuel Vilardaga”, hasta lo que fue este último tiempo en La Vieja Usina, siempre se mostró predispuesto al trabajo, a ayudar a sus compañeros y a querer aprender para brindarse de la mejor manera.

En diálogo con Prensa Municipal, sobre su último día de trabajo, “Chiquito señaló: “Es mi último día después de 25 años en el municipio, más allá de todo lo que trabajé antes. Empecé a los 7 años a trabajar junto a Pocho Gencarelli donde hacía mandaditos y cebaba mate. En esa época era muy normal trabajar de chico. Llevo 58 años de trabajar. Estoy feliz y contento de poder llegar a jubilarme, y hacerlo en buen estado. Mañana arranca otro capítulo en mi vida”.

Fueron 25 años en el municipio, del que tiene grandes recuerdos. “Fueron años muy buenos para mí. Siempre me manejé sin hacer política en el trabajo. Todos tenemos nuestra idea pero nunca lo traje al trabajo. Tuve muy buena relación con los intendentes que hubo como también con mis compañeros de trabajo. Siempre traté de llevarme de la mejor manera”, aportó.

A la hora de hacer memoria, de recordar cómo fue su arranque en el Municipio, “Chiquito” relató: “Fue en el Hospital. Una señora que estaba en el lavadero tuvo un accidente con la máquina de planchar y Carlitos Didío, que estaba de Administrador en el Hospital, sabía que yo estaba sin trabajo oficial y que andaba vendiendo cosas en la calle, me llamó y me dijo si me animaba a trabajar en el Hospital. Imaginate que mi señora siempre trabajó en dos cargos y yo me sentía muy mal por no poder conseguir algo formal. Así empecé, luego conseguí la jornalización. En el 96 pasé como chofer a la Biblioteca, para manejar el Bibliomóvil. Iba al campo, a las escuelas rurales. Y recién hace 8 años que me vine a trabajar al Centro Cívico”.

Chiquito menciona la Biblioteca como un lugar de buenos recuerdos. Sobre su pasado allí, nos cuenta que “fue un orgullo para mí trabajar en la Biblioteca porque sinceramente es una de las mejores de la Provincia, si no es la mejor, en cuanto a volumen como también a su personal. Nosotros íbamos a todas las escuelas rurales con un proyecto de la CONABIP. Y como no había chofer, me ofrecieron a mí cuando yo estaba en Mantenimiento del Hospital. Eran otras épocas, en el campo la pasábamos realmente muy bien. La gente de campo estaba esperándonos. Llevábamos libros para los chicos y revistas para los adultos. Fue una muy linda época”, expresó.

Claro que la familia propia ocupa un rol fundamental en el desarrollo de cualquier persona, y sobre sus seres más cercanos, Chiquito remarcó: “Siempre tuve el apoyo de la familia. Como mi mujer trabajaba desde temprano y volvía a la tardecita, nos veíamos recién tarde. Había días donde yo volvía a las 12 y otras a la tarde. Tenemos un solo hijo que por suerte tuvimos buenas niñeras que nos ayudaron a cuidarlo y criarlo”.

Hoy viernes traspasó el umbral de su trabajo por última vez pero lo espera un gran mañana, como jubilado. “Hoy cuando sonó el despertador para venir a trabajar, me dije -abro la ventana y tiro el reloj y el almanaque- (entre risas). Ya el hecho de poder llegar a esta etapa, creo que bien, como soy yo creo que algo voy a seguir haciendo. Saldré a pedalear, a caminar, me tomaré tiempo para mí, iré a tomar mate a los talleres de mis amigos. En definitiva, a disfrutar de la vida de jubilado”, cerró diciendo.