Lanús inició la Copa de la Liga con un triunfo contundente, dejando en claro que la ambición fue la clave para superar a un San Lorenzo cauteloso y estático. Walter Bou se erigió como la figura del encuentro al propinar dos golpes tan duros como merecidos, evidenciando la diferencia entre ambos equipos.

Desde el primer tiempo, el San Lorenzo de Gallego Insua mostró una estrategia más especulativa, priorizando el orden defensivo y careciendo de fluidez y determinación en el ataque. La táctica con línea de tres en el fondo limitó la función ofensiva de los carrileros, resultando en un equipo estático y poco decidido.

En la primera mitad, la paridad se hizo evidente, con San Lorenzo teniendo algo más de posesión pero mostrándose partido e inconexo. Braida destacó por su ida y vuelta y desbordes, mientras que Lanús apostó al desequilibrio de Marcelino Moreno. Las llegadas fueron escasas, con amenazas de ambos lados pero sin concretar.

El complemento vio un Lanús más encendido, con Moreno y Boggio conformando una sociedad para construir juego. San Lorenzo, por su parte, ingresó al segundo tiempo sin ritmo, y Altamirano tuvo que destacarse para evitar un remate peligroso de Loaiza. El Gallego Insua realizó cambios en busca de una reacción, pero el equipo quedó a mitad de camino, arriesgando poco.

El partido evidenció la necesidad de ambos equipos de aceitar su funcionamiento y amalgamar a las caras nuevas. San Lorenzo debutó con seis refuerzos, mientras que en Lanús, Domínguez, Carrera, y el destacado Bou, demostraron su valía. Moreno, regresando tras su paso por Platense, fue una de las figuras del equipo de Zielinski.