En Ayacucho, el Hospital Municipal se convierte en el epicentro en el Día Nacional de la Enfermería. A cuatro años del inicio de la pandemia, los enfermeros comparten sus experiencias de lucha y sacrificio en medio del caos mundial.
“Todo era un caos a nivel mundial, y durante meses fue algo para lo que no te preparas”, relata un enfermero. El trabajo en equipo se convirtió en la clave para afrontar la incertidumbre, enfrentándose a la adversidad los siete días de la semana, sin distinción de feriados.
El relato destaca la importancia de la calidad y la protección en su labor diaria. “Entrábamos a todo con el mismo equipo, pero si era un caso sospechoso, teníamos que cambiar en la puerta”, explica otro enfermero, subrayando la urgencia y la complejidad de la situación.
Marta, del sector de farmacia, recuerda los momentos de incertidumbre y tristeza, pero destaca la colaboración entre sectores. “Colaborábamos en todas las áreas, no solo en farmacia. Bajábamos a todas las áreas repartiendo medicación en todos los servicios del hospital”, añade.
Existe un rincón especial en Clínica Médica: un espacio donde se recopilan dibujos, cartas y escritos de agradecimiento.
En terapia, se adoptaron nuevas tecnologías y procedimientos para adaptarse a la crisis. Aunque la tecnología avanzó, se la valentía de los enfermeros, quienes enfrentaron lo desconocido con coraje y determinación.
La celebración del Día Nacional de la Enfermería, establecida en 1953, conmemora la fundación de la federación de asociaciones de profesionales católicos de enfermería. Además, coincide con la festividad de Nuestra Señora de los Remedios, considerada patrona de la actividad.
A lo largo de los años, la profesión de enfermería ha evolucionado con los avances tecnológicos, pero la esencia del cuidado y la dedicación sigue siendo la misma. En un emotivo cierre, se agradece a todos los trabajadores de enfermería con un sincero “gracias” y un deseo de feliz día.
