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“El diálogo de la Iglesia con los jóvenes lleva tiempo y constancia”
La búsqueda de sentido que refleja el nuevo disco LUX de Rosalía reavivó el debate sobre la fe entre los jóvenes. En paralelo, desde la Iglesia local, el párroco de Ayacucho, padre Vittola, advierte que ese fenómeno global también se percibe en la comunidad y plantea desafíos pastorales profundos y de largo plazo.
Un fenómeno cultural que interpela a los jóvenes
El lanzamiento de LUX, el nuevo álbum de Rosalía, puso en primer plano una inquietud poco habitual en el pop: la espiritualidad.
“Hay un deseo que solo Dios puede llenar”, afirmó la artista, cuyas declaraciones generaron repercusión en ámbitos culturales, académicos y religiosos de Europa.
Especialistas señalan que el mensaje conecta con una generación marcada por la incertidumbre, el vacío existencial y la búsqueda de trascendencia.
Datos recientes indican que la religiosidad crece entre jóvenes de la Generación Z, en contraste con generaciones anteriores más distanciadas de la fe.
Tres años de trabajo pastoral en Ayacucho
En ese contexto, el padre Vittola realizó un balance de sus tres años como párroco en Ayacucho, dentro de un período de seis años establecido por la diócesis.
Calificó la experiencia como “muy positiva” y destacó que el vínculo con la comunidad se fortaleció con el tiempo.
Explicó que el primer año suele ser de adaptación, el segundo más relajado y el tercero más exigente.
“La gente espera mucho y uno hace lo que puede”, señaló, subrayando la necesidad de acompañar sin generar expectativas irreales.
Cambios culturales y desafíos pastorales
Vítola reflexionó sobre las transformaciones en la familia, el matrimonio y la sexualidad.
Indicó que la Iglesia busca adaptarse a estos cambios sin perder su mensaje central, en línea con el legado del papa Francisco, que prioriza el diálogo y el encuentro.
El vínculo con los jóvenes fue definido como uno de los mayores desafíos actuales.
“El diálogo no se construye en tres ni en seis años, lleva mucho más tiempo”, afirmó, y valoró la llegada de grupos misioneros que trabajarán durante el verano.
Una Iglesia como espacio de encuentro
El párroco remarcó su decisión de no involucrarse en disputas políticas partidarias y defendió a la Iglesia como un ámbito de diálogo y participación comunitaria.
En un escenario de cambios sociales profundos, tanto los gestos culturales como el trabajo pastoral local parecen señalar una misma realidad: la fe vuelve a emerger como una pregunta central para muchos jóvenes.