En el corazón del centro porteño, donde la arquitectura clásica se funde con el pulso de la vida moderna, se alza un testimonio visual imponente que rinde homenaje a un prócer moderno, un visionario cuyos logros revolucionaron la medicina y tocaron los latidos mismos de los corazones que residen en la nación argentina. Es en esta intersección, entre las avenidas Entre Ríos y Belgrano, donde se erige un mural, un pincelazo de gratitud a la genialidad y dedicación del doctor que cambió vidas, el creador del bypass aortocoronario: René Favaloro.
Ante los ojos atónitos de los transeúntes, se despliega el retrato hiperrealista, una maravilla de 22 metros de altura que captura la esencia misma de Favaloro. Vestido con su característico delantal blanco, y con el cabello cuidadosamente peinado hacia atrás, el médico parece mirar hacia el horizonte, trascendiendo el tiempo y el espacio desde la fachada de la Fundación Favaloro. La mano maestra detrás de esta obra maestra es la del artista Maximiliano Bagnasco, cuyo talento consumado le permitió dar vida a la imagen en aerosoles en tan solo una semana. Un equipo de almas apasionadas acompañó su esfuerzo, tejiendo con cuidado los matices y los detalles que insuflan vida en el retrato monumental.
Durante la presentación de esta creación magistral, el 22 de mayo del corriente año, Bagnasco compartió con modestia: “La gente se sorprende por la rapidez, pero estamos acostumbrados. Arrancamos desde muy temprano y terminamos cuando se va el sol. Obviamente no soy yo solo, sino todo mi equipo”. Sus palabras ilustran el sacrificio y el amor vertidos en cada trazo, en cada pigmento, en la construcción de una imagen que ahora se eleva como un faro de gratitud y admiración.
La figura de Favaloro, inmortalizada en este mural gigante, emerge con un propósito claro: mantener viva la llama de su legado. Como una visión sublime en la avenida Belgrano, su mirada parece abrazar la vastedad de la avenida 9 de Julio, recordándonos que sus contribuciones trascienden el campo de la medicina para convertirse en símbolo de valores eternos.
El centenario del nacimiento del cirujano, celebrado el 12 de julio, resonó con una fuerza especial este año. Favaloro no solo fue el creador del bypass aortocoronario, una hazaña que se cierne entre los 400 inventos más significativos de la humanidad, sino también un faro de honestidad, solidaridad y pasión inquebrantable en la búsqueda del conocimiento. La sobrina nieta del médico, Laura Favaloro, compartió con orgullo y emoción: “Hoy en día hay millones de corazones que siguen latiendo porque segundo a segundo se va realizando esa cirugía que es parte de su legado”.
Laura, quien sigue los pasos de su tío abuelo en el mundo de la medicina como cardióloga, se convirtió en la directora ejecutiva en el Hospital Universitario Fundación Favaloro, una posición que no solo testimonia el legado de su ancestro, sino que también lo encarna con devoción.
El mural en sí mismo es un testimonio del poder de la conexión humana y la pasión compartida. La idea de inmortalizar al doctor Favaloro en un mural surgió en el rincón artístico de Wynwood, Miami, cuando el artista Bagnasco trazaba los rasgos del médico en medio de su trabajo en otras creaciones. La periodista Connie Ansaldi desempeñó un papel crucial al conectar a Bagnasco con Laura Favaloro, lo que dio inicio a la gestación de este tributo magnífico.
Bagnasco, cuyo talento ya había capturado la esencia de personalidades como Maradona, abrazó el desafío con un enfoque técnico y matemático, asegurando que cada rasgo y matiz estuvieran en perfecta armonía. Sin embargo, cuando bajó por primera vez a la calle y observó la inmensidad de la imagen que estaba pintando, tuvo una epifanía que trascendió la técnica: estaba capturando el espíritu mismo de Favaloro, un hombre inmenso en visión y corazón.