Cada 23 de septiembre, se celebra el Día Internacional de las Lenguas de Señas, una fecha destinada a visibilizar y promover el respeto por los derechos de las personas sordas a nivel mundial. En Argentina, aunque ha habido avances en la concientización, las barreras siguen siendo una realidad. Muchos sordos enfrentan dificultades en el acceso a servicios esenciales como salud, educación y empleo, debido a la falta de intérpretes en espacios clave, lo que repercute negativamente en su calidad de vida.
En Ayacucho, la profesora Graciela Susino se destaca por su trabajo en la enseñanza de la lengua de señas y su liderazgo en el Coro de Lengua de Señas “Manos que Cantan”, que lleva 21 años de trayectoria. Susino también dicta clases en el Hogar Agrícola y en la sede del Barrio La Perla, brindando a la comunidad la oportunidad de aprender y conectarse con este idioma.
En una reciente entrevista con el programa Nueva Ciudad de Radio Ayacucho, Susino resaltó que, si bien hay un compromiso creciente por aprender la lengua de señas, aún queda mucho por hacer para que este idioma sea parte integral del sistema educativo. “En las escuelas no existe la figura del intérprete que es la persona que media entre la persona sorda y el oyente, a pesar de que ya hay una ley que reconoce la lengua de señas como un idioma”, afirmó.
Además, señaló que uno de los principales obstáculos es el miedo que sienten muchas personas que no van a lograr aprender la lenguas de señas, pero destacó que perder ese temor es el primer paso para establecer una comunicación inclusiva.
Por otro lado, el coro dirigido por Susino ha sido un ejemplo de inclusión en diversas instituciones de Ayacucho. El grupo continúa trabajando de forma voluntaria y sin cobrar, con el respaldo del municipio. No solo interpretan el himno o canciones patrias, como suele creerse, sino que pueden interpretar cualquier melodía, mostrando la versatilidad y potencial artístico de la lengua de señas en diversos géneros musicales.
La lengua de señas no solo es un medio de comunicación, sino que también refleja la identidad cultural de la comunidad sorda, y su enseñanza es fundamental para reducir la exclusión y promover una sociedad más igualitaria.