Ayacucho fue parte del festejo de la victoria de Argentina en la Copa América. Cientos de vecinos se concretaron en Plaza San Martin para celebrar.
No faltaron las banderas de nuestro país, cánticos y alegría.
Un país explotó pletórico. Es que el fútbol activa el botón de las sensaciones. Porque el festejo también fluye como desahogo. Porque el fervor libera angustia. La alegría deportiva camufla la tristeza social por tanta pérdida en tiempos de pandemia y economías rotas. En donde la bronca actúa como combustible de felicidad. Sin temor a que la autenticidad de una celebración sea utilizada para otros fines, porque ese uso será efímero.