En un giro que no hace sino profundizar la preocupación en el ya convulso mercado argentino, los frigoríficos del país anticipan un inminente desabastecimiento de carne vacuna, a raíz de una segunda y pronunciada subida de precios en menos de un mes. Múltiples factores confluyen en esta tormenta perfecta que podría afectar los platos de los argentinos, desde las sequías inclementes hasta la retirada de productores del sector, dejando a la industria en una situación crítica.
La escasez de lluvias y las adversas condiciones climáticas han acelerado un proceso que venía gestándose de manera gradual. Las voces de alerta ya se habían hecho sentir con el cierre del mes de julio, cuando los precios de las carnes se elevaron en un 20%. Esta escalada fue una respuesta directa a la implementación del controvertido “dólar maíz”, fijado en $340, que añadió un peso adicional al ya presionado mercado de la carne, así como al de pollo y huevos, entre otros rubros alimenticios.
Sin embargo, el capítulo más reciente de esta saga inflacionaria tiene a los frigoríficos en una situación de emergencia. El mercado de hacienda de Cañuelas, epicentro de la actividad ganadera, experimentó un incremento del 4% en el precio del novillo en pie. Esto no solo pone de manifiesto la tensión inflacionaria persistente, sino que enciende las alarmas sobre el suministro futuro de carne vacuna y, especialmente, de vacas destinadas al sacrificio.
El estrechamiento del margen de rentabilidad para los feedlots ha llevado a muchos productores a una encrucijada, forzándolos nuevamente a reducir sus existencias. La consecuencia directa es una reducción de la oferta frente a una demanda que no cesa, impulsando así una escalada en los precios que golpea los bolsillos de los consumidores.
Federico Panozzo, de El Abasto SRL, Productos Campo San Isidro, resumió la situación de manera elocuente: “Lo poco que va quedando viene maltratado por sequías”. La combinación de estos factores se traduce en una tormenta perfecta, donde el mercado se enfrenta a la posibilidad real de una escasez de carne, una situación que amenaza no solo los estantes de los supermercados, sino también la mesa de los argentinos.
Las dificultades también han afectado la expansión de las ventas y la búsqueda de nuevos mercados para los frigoríficos. A pesar de contar con proveedores y una estructura sólida, la problemática de suministro ha dejado a las compañías en una posición vulnerable. “Mantenemos casi igual el volumen demandado por nuestros clientes habituales”, señala Panozzo, añadiendo que han notado un aumento en las consultas por parte de nuevos comercios en busca de carne vacuna.
La angustiosa situación ha llevado a considerar opciones desesperadas, como adquirir haciendas a precios exorbitantes y sin posibilidad de financiamiento. Desde El Abasto SRL reconocen haber incrementado los precios de la carne en un 20% en las últimas semanas, en un intento por mantener la operación a flote.
En este panorama turbulento, los precios de los alimentos continúan su ascenso mes a mes, siendo algunos productos, como el pollo, especialmente afectados. Aunque la exportación de filetes de pollo se ha reducido, los precios siguen al alza, en una maniobra que los expertos definen como una oportunista explotación de la subida de la carne.
La crisis del mercado de carne vacuna refleja una situación económica compleja y volátil en Argentina. La combinación de factores climáticos, políticas cambiarias y decisiones de los productores está generando una tormenta perfecta que amenaza con restringir aún más el acceso a un alimento básico para los argentinos. La incertidumbre sobre cuándo y cómo se estabilizará la situación agrega otro nivel de preocupación en un país donde la inflación ya es una preocupación latente.
