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Hay estudiantes en Ayacucho que llegan a las escuelas sin haber comido: “se han desmayado de hambre”
Docentes afirman que cada vez son más los alumnos que reflejan sus problemas familiares dentro de los salones. No llegar a comer es uno de ellos.

En Ayacucho, la situación económica es crítica para muchas familias, quienes encuentran casi imposible llegar a fin de mes con dinero. Los salarios mínimos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas, y muchos trabajadores municipales ganan menos de 300,000 pesos por mes. En un panorama aún más desalentador, los beneficiarios del programa Promec, anteriormente conocido como subsidios, perciben apenas 80,000 pesos mensuales.
Las familias numerosas enfrentan una situación aún más compleja, ya que necesitan ayuda adicional para alimentar y vestir a sus hijos. Aunque existen organizaciones que colaboran silenciosamente para asistir a los más necesitados, la realidad es que no hay comedores comunitarios debido a la dificultad económica de mantenerlos operativos.
En el ámbito educativo, los docentes detectan casos esporádicamente de niños que no han comido antes de asistir a la escuela. En algunas instituciones, se consulta a los alumnos sobre su alimentación y se constata que muchos no reciben las comidas necesarias. Este problema se refleja también en apoyos escolares, donde a pesar de recibir merienda, los niños llegan sin haber desayunado.
Las causas de esta situación son diversas: desde familias que no pueden o no saben cocinar, hasta la falta de recursos básicos. En respuesta, las escuelas distribuyen una caja de alimentos enviada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, conocida como Mesa, que incluye productos esenciales como aceite, harina, levadura y demás. Sin embargo, estas cajas ya no son entregadas a todos los alumnos, sino solo como un apoyo alimentario mensual a los que más necesitan.
El Consejo Escolar de Ayacucho, encargado de distribuir estas cajas, recibe 40 millones de pesos mensuales para alimentos y otros 55 millones de pesos para el transporte escolar, cubriendo a 2280 alumnos, incluyendo aquellos con necesidades dietéticas especiales como la celiaquía.
A pesar de estos esfuerzos, se han reportado casos donde los equipos interdisciplinarios de las escuelas han tenido que intervenir al detectar niños que llegan sin haber comido o incluso se desmayan por hambre en pocos casos. Las escuelas, además de su rol educativo, deben ahora enfrentar el desafío de asistir y detectar estos casos críticos.
El problema no solo es alimentario, también se observan deficiencias en higiene y vestimenta de los alumnos, con familias que no pueden costear algo tan básico como un par de zapatillas.
La crisis económica afecta profundamente, dejando a muchas familias luchando por satisfacer las necesidades más fundamentales. Si bien el sistema educativo cumple su función de ayudar, acompañar y tratar de gestionar cualquier aporte a las familias, hay casos no visibles en muchas viviendas que el estado deberá intervenir con trabajo territorial.