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Julio Paz: “Son 45 años en el oficio de panadero, lo hago con pasión cada día”

El 4 de agosto se celebró el día del panadero, y en este especial homenaje, nos sumergimos en la conmovedora historia de un hombre cuya pasión por el oficio ha dejado una huella imborrable en la localidad de Ayacucho. Julio Paz, el reconocido panadero ayacuchense y propietario de la panadería “La Reina”, ha dedicado casi toda su vida a amasar sueños y compartir el delicioso resultado con su comunidad.
Todo comenzó cuando Julio tenía apenas 13 años, y por casualidad, empezó a repartir pan en la panadería “La Industrial” de la familia Rodríguez. Lo que en un principio fue una oportunidad fortuita, se convirtió en una revelación: Descubrió su pasión y amor por la profesión de panadero. A los 15 años, lo acompañaba su padre hasta la entrada de la panadería cuando se dirigía a trabajar en las madrugadas. Aquí, entre el dulce aroma de la masa y el calor del horno, floreció la vocación que lo acompañaría durante toda su vida.
A lo largo de su trayectoria, Julio trabajó en diferentes panaderías, entre ellas “La Central” de la familia Scandroli. De cada experiencia, aprendió valiosas lecciones sobre el negocio y cómo tratar a los clientes. Recordando a sus mentores, Rodríguez y Scandroli, destacó cómo estas figuras influyentes marcaron su rumbo y lo ayudaron a crecer tanto como panadero como persona.
En 1986, Julio contrajo matrimonio con Claudia Lezcano, y juntos emprendieron una nueva etapa en Barker, donde establecieron junto con un amigo su propia panadería. Aunque el camino no siempre fue fácil, su perseverancia y amor por el oficio los llevaron a instalarse finalmente en Ayacucho, donde se establecieron en Murgier e Irigoyen llamada panadería “La Reina”. Han sido 23 años de pasión compartida con la comunidad, brindando sus productos y atendiendo con el cariño y calidez de siempre.
Pero Julio no está solo en esta aventura. Sus tres hijos, unidos por el amor al pan y al legado familiar, han tomado las riendas de la tradición, acompañando a su padre en la noble tarea de dar vida a cada producto que sale de su horno. Con el paso del tiempo, enfrentando desafíos económicos y tecnológicos, los hijos de Julio se convirtieron en su apoyo más valioso, permitiéndole seguir adelante con pasión y amor.
La panadería “La Reina” ha conquistado los corazones de los clientes, siendo la galleta tostada uno de los productos más solicitados, especialmente para llevar al campo. Pero más allá de la exquisitez de sus productos, lo que realmente marca la diferencia es el trato familiar y amigable que brinda Claudia, Julio y sus hijos a los clientes. La autenticidad y el amor con que se maneja el negocio son el sello distintivo de esta querida panadería de Ayacucho.
Julio no se cansa de expresar su amor por su oficio. Cada día lo enfrenta con la misma pasión y emoción del primer día. Para él, la panadería es más que un trabajo, es una noble profesión que le llena el alma y le brinda satisfacción. En un mundo en constante cambio, donde las tradiciones parecen perderse, Julio es una figura que representa la esencia de la dedicación, la perseverancia y el amor incondicional por lo que se hace.
Celebramos y agradecemos la trayectoria de Julio Paz, un hombre que ha dejado una marca en cada pan que hornea y en cada sonrisa que comparte. Su legado perdurará en la comunidad de Ayacucho y en el corazón de aquellos que han tenido el placer de disfrutar de sus delicias.