En Malvinas, existió un grupo de hombres que llegó primero y que fue el último en retirarse. Entrenados, con conocimientos de francotiradores, paracaidismo, manejo de explosivos e inteligencia militar, entre muchas otras técnicas de combate. ¿Quiénes fueron? Los miembros de las Fuerzas Especiales.

Perteneció a ese grupo el Brigadier Mayor retirado Ernesto Olvaldo París, oriundo de Rauch. Cursó los estudios primarios y secundarios en su ciudad natal. Desde pequeño perfilaba su vocación militar. Carrera que inició en Córdoba en la escuela de aviación militar, su aspiración fue pertenecer a la flota de aire pero por cuestiones visuales, debido que los controles de la vista son muy exigentes, ingresó al escalafón general de la Fuerza Aérea.

Junto con su promoción egresaron en el año 1978, unos meses antes para colaborar en el conflicto de Argentina con Chile, que se resolvió pacíficamente por la intervención del vaticano, sin la necesidad de la intervención militar. Lo trasladan a Olvaldo París a Tandil y después a Buenos Aires en la que luego adquiere la especialidad como miembro del Grupo de Operaciones Especiales.

Grupo que se inició en marzo de 1980, el Brigadier contó a Urgente Ayacucho: “La Fuerza Aérea solicitó voluntarios y nos anotamos 37 sub oficiales y oficiales, que nos fuimos preparando y capacitandonos en las diferentes especialidades múltiples de distintos tipos en distintos puntos del país. Una disciplina muy sacrificada y que no es para cualquiera. El fin de éste grupo era brindar apoyo a las operaciones aéreas y así transcurrió hasta el año 1982″.

La Fuerza Aérea junto con la Armada y el Ejercito realizaban, y aún también, operativos anuales de forma conjunta en la que requieren de éstos grupos para: marcar pistas, indicar lugares para realizar paracaidismo, que los helicópteros puedan operar y etc.

Ernesto Osvaldo París, en aquel entonces teniente de la Fuerza Armada Argentina, tenía 26 años cuando le informaron a él y a otros 28 efectivos que iban a participar de una misión secreta en el sur. Llegaron en el primer vuelo argentino que aterrizó el 2 de abril de 1982 en las islas Malvinas. “Cuando el Hércules comenzó a llegar y a estar muy cerca de las islas Malvinas, el comandante de la aeronave se encontró con una dificultad: la pista estaba obstaculizada por una serie de maquinarias y viales”, recuerda París y comenta que, cuando la aeronave tocó tierra, bajó la rampa de lanzamiento y los 29 comandos del Grupo de Operaciones Especiales, eran los primeros con la misión de descender. El desembarco debía ocurrir el 1º de abril. Sin embargo, todo se debió posponer 24 horas por inclemencias meteorológicas.

En Malvinas, el grupo realizó múltiples tareas, “El 2 de abril fue un día muy movido y a partir de ese momento hasta el 1 de mayo, día critico que Gran Bretaña decidió a través de las directivas de Margaret Thatcher desplazar la flota británicas y recuperar las islas Malvinas. Recuperar entre comillas, porque lo digo con todas las letras, nos usurparon las islas en 1893 y pasaron al 2 de abril de 1982, 149 años y tres meses para recuperarlas” señaló el Brigadier y agregó: “Las islas Malvinas son argentinas por derecho geográficos, históricos y jurídicos, nos pertenecen pero hay otros intereses que los británicos tienen para querer mantener a toda costa las islas y no querer negociar la soberanía”

El conflicto duró 74 días tras la rendición, París permaneció como prisionero. En total, estuvo 104 días en las islas y regresó al continente el 14 de julio de 1982.

Éste año dió a conocer el libro de su autoría: Bajo fuego en Malvinas, grupo de Operaciones Especiales, contó París “Es en memoria de aquellos que quedaron en las islas, que no fueron pocos, 649 argentinos y de la fuerza aérea 55 personas. Que son los verdaderos héroes de nuestra patria entre sub oficiales, oficiales y soldados. Es un reconocimiento a ellos. El lector se va a encontrar en este libro un relato de los 29 integrantes que fuimos a Malvinas, desde la preparación del grupo en el año 1980, la llegada, las operaciones que realizamos y hasta la caída de uno de los nuestros, un oficial”.

El libro fue escrito en plena pandemia, cuenta con la aprobación de la Fuerza Aérea y es patrimonio de la institución. Ha sido presentado en diferentes puntos geográficos del país. Se puede adquirir por mercado libre.

El Brigadier Mayor retirado finalizó: “Estoy agradecido por todo el reconocimiento del pueblo argentino hacia nosotros y es lo que aspiro con el libro, porque fue mucho el esfuerzo, el trabajo, la entrega, el valor, el coraje y el profesionalismo. También a mi familia y en especial a mi esposa Miriam (Crovo) y a mis hijas que han sido un tutor muy importante porque no solo es una carrera competitiva sino es una profesión que hay que estar dispuesto a recorrer el país en éstos 42 años de servicio”.