En 2024, el consumo de carne de pollo superó al de carne vacuna en Argentina, marcando un hito en un país históricamente asociado con el consumo de carne roja. Este cambio en los hábitos alimenticios está vinculado a factores económicos y a una creciente conciencia por la salud.
El precio del pollo, considerablemente inferior al de la carne vacuna, ha sido determinante para muchas familias que buscan opciones accesibles y rendidoras. Productos como el pollo entero, la suprema y el patamuslo deshuesado se destacaron por su costo y su versatilidad en la cocina, permitiendo preparar varias comidas a partir de una sola pieza.
El contexto de la pandemia también jugó un rol en este cambio de tendencia, incrementando la preferencia por alimentos prácticos y económicos como los huevos, que se consolidaron como una alternativa valiosa en la dieta diaria.