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Los escalofriantes detalles de la autopsia del joven atropellado por un estanciero

Luego de que el llanto y los gritos terminaron, dos hombres de Policía Científica se calzaron guantes celestes y barbijos para analizar el cuerpo de Alex Juan Carlos Campo, vecino de la zona, muerto sobre el suelo en un campo de Cañuelas, a cinco kilómetros de la ruta 205.
Rodolfo Sánchez declaró en la fiscalía, acusado de atropellar y matar con su camioneta Dodge Ram a Alex Campo, un joven de 16 años que había entrado a su campo el domingo por la tarde junto a sus hermanos, según ellos, para cazar liebres para comer.
Encontraron un gran hematoma en el lado izquierdo de su abdomen, una mancha morada que le llegaba al estómago. En la parte trasera del cráneo había una lesión en perfecta línea recta, una hendidura, con otra herida en la frente, profunda. Analizaron su ropa, su jogging gris: la marca estaba ahí, la huella de la cubierta de la Dodge Ram con la que el estanciero, lo había atropellado y matado según los testimonios en su contra. La crueldad del crimen fue absoluta. Alex tenía apenas 16 años.
Una tía de Alex aseguró que Sanchez le dijo que su sobrino “bien muerto está”. En su indagatoria, el estanciero pidió perdón a la familia, dijo ser padre él también, que lo sentía.
La velocidad que relató Sánchez en su declaración, creen los investigadores, no se corresponde para nada con el impacto del cuerpo, una de las contradicciones que la UFI N°2 anota en su lista.
Los forenses afirmaron extraoficialmente que el impacto debería haber tenido, por lo menos, el doble de la velocidad que Sánchez declaró.