En las playas de Santa Catarina, Brasil, resalta la figura de Mauricio Hidalgo, un destacado guardavida de 26 años originario de Ayacucho, Argentina. Su historia es un testimonio vívido de dedicación, superación y la excepcional preparación que llevan consigo los profesionales argentinos, incluso en tierras extranjeras.
Mauricio inició su travesía en el ámbito del salvamento acuático, durante el año 2021. “Hice el curso de guardavidas en Ayacucho, justo cuando abrieron las piletas después de la pandemia”, relata el joven. Su afinidad con el agua y la natación se remonta a la infancia, donde participaba activamente en competiciones federadas y entrenaba junto a la profesora Sandra Gianni.
El curso de guardavidas en Ayacucho se convirtió en un desafío integral para Mauricio. Durante un extenso año y medio, se sometió a un entrenamiento riguroso que abarcó desde pruebas físicas específicas de rescate en piscinas hasta clases teóricas de anatomía, filosofía, primeros auxilios y derecho. Las prácticas profesionales en lugares como Claromecó y Mar del Plata ampliaron su experiencia, preparándolo para enfrentar situaciones más complejas.
Con Ayacucho carente de acceso directo al mar, las opciones de empleo para los guardavidas eran limitadas. Mauricio aprovechó la oportunidad de trabajar en la pileta del Club Independiente, una experiencia que enriqueció su perspectiva. Sin embargo, su vida daría un giro inesperado cuando su compañero de cursos, Sergio Emanuel Rivera, lo invitó a unirse a él en Brasil para realizar un curso de guardavidas que es dictado por bomberos militares en Santa Catarina.
Aceptó el desafío sin saber que este curso intensivo de 40 días sería una prueba no solo de habilidades físicas, sino también de fortaleza psicológica. “Era de lunes a viernes el entrenamiento en playa de 4 horas sin descanso. El nivel de exigencia es muy alto. Si decidías no entrar o salir por miedo a las olas tan grandes, el agua congelada, las lluvia y los rayos prácticamente quedabas afuera del curso. Todos los días veíamos que quedaba un compañero eliminado. El trabajo y la preparación psicológica que este curso te da, son increíbles “, comparte Mauricio. A pesar de los desafíos, tanto él como su compañero, Sergio Emanuel Rivera, se destacaron entre los tres mejores del curso.
El curso de guardavidas de bomberos militares en Brasil es conocido por su alto estándar de exigencia y perfección. De las 85 personas que realizaron la pruba de ingreso, solo ingresaron los mejores 40 promedios y solo 21 terminaron el curso. Mauricio destaca: “Los argentinos siempre llegan a Brasil con muy buen nivel. Casi todos los años, los mejores promedios del curso son de argentinos”. Atribuye parte de su éxito al sólido entrenamiento recibido en Ayacucho.
Actualmente, en Santa Catarina, Mauricio y Emanuel son contratados por los mismos profesores bomberos para trabajar durante la temporada de verano. Su dedicación y éxito son un testimonio de la calidad de formación que reciben los guardavidas argentinos. La historia de Mauricio Hidalgo es una inspiración para aquellos que aspiran a superar límites y destacar en la noble misión de salvar vidas en el agua. Su travesía desde Ayacucho hasta las playas de Brasil es un ejemplo de determinación, resiliencia y la importancia de la formación en la labor crucial de los guardavidas.
