El arbolito navideño es uno de los símbolos más emblemáticos de las festividades de fin de año. Su armado y desarme no solo tienen raíces culturales, sino también religiosas, marcando momentos específicos en el calendario litúrgico. En Argentina, la tradición establece que el árbol se desarma el 6 de enero, coincidiendo con la celebración del Día de los Reyes Magos.
El significado del 6 de enero
El Día de los Reyes Magos conmemora el momento en que los tres sabios de Oriente, guiados por una estrella, llegaron a Belén para ofrecer regalos al Niño Jesús. Esta festividad representa el cierre del ciclo navideño en la tradición cristiana, que comienza el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, cuando tradicionalmente se arma el árbol.
Desarmar el árbol en esta fecha simboliza el final de las celebraciones navideñas. Es un acto que, más allá de lo religioso, tiene un valor cultural y emocional, ya que marca el inicio de un nuevo año, dejando atrás las festividades para retomar la rutina cotidiana.
Costumbres y adaptaciones locales
Si bien el 6 de enero es la fecha más comúnmente aceptada, algunas familias argentinas eligen desarmar el arbolito unos días antes o después, dependiendo de sus tradiciones personales o del tiempo disponible. En ciertas regiones del país, las altas temperaturas del verano también influyen en la decisión, ya que mantener la decoración puede resultar incómodo en estas condiciones climáticas.