A veces, el dolor más profundo nos lleva a encontrar nuevos caminos, a transformar la experiencia en un gesto de amor y acompañamiento para otros.
Dialogamos con Stella Mele, quien, desde su propia vivencia, ha decidido crear un espacio para quienes atraviesan un duelo similar. Un lugar donde el acompañamiento y la contención sean una luz en la oscuridad.
Guadalupe ‘Lupita’ Russo, su hija, atravesó un cáncer de mama que luego hizo metástasis cerebral, falleciendo el 10 de diciembre. Stella aún encuentra difícil poner en palabras su pérdida, pero destaca el apoyo recibido por la comunidad, desde el cura párroco Lisandro hasta el colegio Nuestra Señora del Buen Consejo, que brindó contención a su nieta Candelaria.
Durante el proceso, muchas personas donaron sangre para Lupita en el Instituto Fleming, viajando largas distancias para ayudar. El acompañamiento social fue clave en su camino, incluso con gestos como la entrega de estampitas religiosas.
Stella menciona que la fe le brindó un sostén importante. ‘La gente que tiene fe ya tiene un plus para enfrentar estas situaciones’, reflexiona, recordando cómo se aferró a a la estampita del Papa Pío.
El duelo la llevó a pensar en crear un espacio de apoyo para padres que han perdido hijos. En su propia casa, donde dicta talleres de lectura, propone reuniones para compartir experiencias. ‘No como algo terapéutico, sino para acompañar’, enfatiza.
El proceso de duelo es único en cada persona, pero Stella identifica patrones comunes, como pintar, hacer jardinería o escuchar música significativa. En su caso, la canción “Honrar la Vida” la conecta con Lupita, quien la interpretaba en sus clases de canto.
AUDIO DE LA ENTREVISTALupita era una joven multifacética: abogada, docente, guardavidas y apasionada en sus convicciones. Stella busca honrar su legado permitiendo que otras personas en duelo se apoyen mutuamente, sin la necesidad de títulos o credenciales profesionales.
Quienes deseen sumarse a este espacio pueden contactarse con ella al 2494 583963. Los encuentros se darán de manera espontánea, sin estructura rígida, permitiendo la presencia de profesionales si es necesario. “Aliviarnos entre todos” es su propósito.
Finalmente, Stella deja un mensaje para quienes atraviesan un duelo: no hay fórmulas ni tiempos exactos, pero ‘no hay que dejar de llorar’. Considera que permitirse el llanto es parte del proceso y que, en algunos momentos, la soledad también es necesaria para reencontrarse consigo mismo.
