El acceso a los medicamentos en Argentina ha sido motivo de creciente preocupación debido a los constantes aumentos de precios, lo que afecta directamente a los jubilados y al público en general. En Ayacucho, la presidenta del Colegio de Farmacéuticos, Susana Delpiano, conversó sobre esta realidad, señalando que los precios de los medicamentos han escalado bruscamente en los últimos meses, un incremento que se ha sentido fuertemente en productos esenciales como los analgésicos y los medicamentos para enfermedades crónicas.
En su testimonio, Delpiano subrayó que los jubilados son los más perjudicados, dado que muchos de los productos que antes recibían de forma gratuita ahora requieren copagos significativos, y en algunos casos, la cobertura ha disminuido a solo un 40%. Esto ha provocado que muchos pacientes no puedan adquirir los medicamentos necesarios, ya que los costos superan con creces sus posibilidades económicas. Además, los descuentos otorgados por obras sociales como PAMI o IOMA son cada vez menos efectivos, dado que estos organismos no actualizan los montos de cobertura en consonancia con la inflación.
El impacto no solo se limita a los pacientes. Las farmacias también están sufriendo, especialmente las más pequeñas, que dependen en gran medida de las obras sociales para mantenerse a flote. La presidenta explicó que, ante la falta de pagos oportunos por parte del gobierno y las obras sociales, muchas farmacias tienen dificultades para sostenerse. Algunos comercios han tenido que recurrir a ofrecer productos adicionales, como perfumería, para compensar la falta de ingresos provenientes de la venta de medicamentos.
Uno de los productos cuyo precio ha experimentado un aumento considerable es la Buscapina, que ha pasado de costar $1.600 a $6.000 en poco tiempo. Asimismo, el precio de los repelentes también ha subido, con productos de alta duración llegando a costar $9.800. Este fenómeno, que afecta tanto a medicamentos como a otros productos esenciales para la salud, ha generado una incertidumbre creciente de cara a la temporada de verano, donde la demanda de estos productos aumenta significativamente.
En cuanto a las expectativas futuras, la incertidumbre predomina. Tanto los farmacéuticos como los proveedores desconocen cómo evolucionará el mercado en los próximos meses. Susana destacó que, a pesar de los esfuerzos por mantener los productos esenciales en stock, la situación es complicada, y es probable que, al igual que en años anteriores, los aumentos sigan afectando tanto a farmacias como a consumidores.