El gobierno reaccionó con cuestionamientos y críticas a la Marcha Federal Universitaria: mientras el presidente Javier Milei difundió mensajes en las redes que apuntaron a la presencia de líderes opositores como Cristina Fernández de Kirchner o Sergio Massa para calificar de “político” el reclamo, mientras que la vice, Victoria Villarruel eligió pedir auditorías a los gastos y tildó de “parásitos que hacen negociones” a las Madres de Plaza de Mayo por el manejo de su universidad.
En el entorno del Presidente ratificaron que, pese a que el pedido básico de la Marcha Federal fue que promulgue la Ley de Financiamiento Universitario, él la vetará en las próximas horas. Mientras, Millei pasó toda la jornada compartiendo mensajes de X en los que se criticó la manifestación. Uno de sus focos fue Massa y Cristina, cuyas intervenciones aprovechó para intentar deslegitimar por “política” la manifestación, un enfoque que difundió el aparato de comunicación en redes bajo el hastagh #lamarchadecristina.
Massa –que había estado también en la primera marcha, en aquella ocasión acompañando a una de sus hijas- apareció rodeado de militantes que cantaron “vamos a volver”, bajo una bandera con su nombre. También cruzó un afectuoso saludo con Guillermo Moreno. Cristina saludó a los manifestantes desde el balcón del Instituto Patria y bajó luego para mantener un breve contacto con ellos. Recordó, en declaraciones televisivas, que su padre fue colectivero pero ella pudo ser abogada y su hermana médica gracias a la universidad pública.
Villarruel fue por su parte muy dura con la Universidad de las Madres. En un mensaje en el que expresó un apoyo a las universidades, pidió “auditar” el uso de fondos para “cuidar lo que es de todos y dejar de proteger a “los parásitos que hacen negocios con ella”. El texto fue acompañado de una imagen que hacía referencia a la Universidad de las Madres, que indicaba que tuvieron presupuesto por $1.500 millones y solo 16 egresados.
Más temprano, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich había considerado a la manifestación como parte de un intento de “golpe” que, según dijo, se consumará entre noviembre y diciembre. Bullrich intentó aplicar el llamado protocolo anti piquetes, pero no lo consiguió porque el número de manifestante lo hizo impracticable, aunque desplegó un nutrido operativo de seguridad que desplegó incluso vallas para cortar calles e impedir así que los manifestantes realicen un abrazo al Congreso o, simplemente, lo rodeen. (DIB)