En un operativo realizado en la terminal de Santa Clara del Mar, la Policía detuvo a Juan Carlos Galarregui, principal sospechoso del homicidio de Rocío Fernández. Galarregui intentó evadir a las autoridades presentando un DNI falso, pero fue reconocido por sus tatuajes y otras características físicas antes de abordar un micro con la intención de fugarse.
Rocío Fernández había sido reportada como desaparecida cuatro días antes en Mar del Plata. La última vez que fue vista, tomó un remís para visitar a un amigo en el barrio Punta Mogotes y, posteriormente, otro vehículo para regresar. Desde entonces, su familia no tuvo noticias de ella, lo que los llevó a iniciar una campaña de búsqueda en redes sociales y presentar una denuncia formal.
El amigo de Rocío declaró que la había visto por última vez alrededor de las 6:30 de la mañana cuando abordó un auto de aplicación. Aunque el conductor inicialmente no recordó haberla llevado, luego verificó a través del GPS que la dejó en la esquina de Hernandarias y Edison. Ese mismo día, la hermana de Rocío recibió un mensaje extraño por WhatsApp y el amigo recibió una llamada de ella, pero no hubo respuesta del otro lado.
Durante la investigación, un entrecruzamiento de llamadas condujo a la Policía hasta una casa en la calle Grecia, en el barrio 9 de Julio. En el patio trasero de la vivienda, los agentes encontraron el cuerpo de una mujer dentro de una heladera. La confirmación de la identidad de la víctima como Rocío Fernández fue un golpe devastador para su familia y la comunidad, que aguardaban su regreso con vida.