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Peregrinación a Luján: Una experiencia inolvidable para los Ayacuchenses

Una comitiva de aproximadamente 70 personas partió desde Ayacucho hacia la Basílica de Luján en una de las peregrinaciones religiosas más significativas de Argentina. Esta actividad, que cuenta con gran convocatoria nacional, se suma a otras expresiones de fe en el país, como la devoción al Gauchito Gil.
Clara Miranda, una de las participantes de Ayacucho, relató la vivencia de su primera peregrinación a Luján. Acompañada por su hermano Alfredo y su amiga Alejandra, Clara destacó la diversidad de sensaciones que experimentó durante el trayecto. Mencionó la gran cantidad de gente de todas las edades, algunas incluso con limitaciones físicas, que se unieron para completar el recorrido de más de 60 kilómetros. “Cada paso fue una oportunidad para reflexionar, agradecer y pedir”, expresó Clara.
La logística de la peregrinación fue fundamental para el éxito de la misma. Los organizadores brindaron asistencia con agua, alimentos y atención médica a lo largo del camino. Clara agradeció especialmente a aquellos voluntarios que, aunque no caminaron, estuvieron presentes para apoyar a los peregrinos. “La ayuda constante y las palabras de aliento de la gente realmente marcaron la diferencia”, comentó.
El momento de llegar a la Basílica fue especialmente emotivo para los peregrinos. Después de horas de caminar, las últimas cuadras resultaron ser un reto que se enfrentó con el apoyo de todos. Clara describió la emoción de ver la iglesia a lo lejos y el llanto que vino cuando finalmente alcanzaron el destino. “Las lágrimas caían por la emoción y la satisfacción de haber cumplido”, relató.
Esta peregrinación no solo fue un ejercicio físico sino también espiritual. Clara y los demás peregrinos llevaron consigo las intenciones y agradecimientos de sus familias y amigos. “Es una experiencia que va más allá de lo religioso, es algo que te llena de esperanza y fe en la humanidad”, aseguró.
Además de la caminata, los organizadores anunciaron la realización de una misa en la parroquia local, invitando a toda la comunidad a participar. Para los que no pudieron caminar, se organizó transporte hasta la Basílica, haciendo posible que más personas pudieran sumarse a esta experiencia.