Los emprendimientos online tuvieron un gran crecimiento en los últimos años e incluso los comercios debieron volcarse a las redes sociales para poder seguir vendiendo en plena pandemia. Es el claro ejemplo de Roci.to, una empresa de una joven ayacuchense radicada en Mar del Plata que tiene un impacto regional y hasta Nacional.
Su propietaria, Rocío Erra, realizar todo en marroquinería, cómo carteras, bolsos, riñoneras mochilas, llaveros y monederos. Lo que a destacado que es cada cosa que realiza es personalizado al gusto del cliente. “Lo que vaya saliendo de moda por temporada y lo que me piden mis clientas. Trabajamos juntas” sostuvo a Urgente Ayacucho.
“El emprendimiento surgió después de una crisis, como todo, creo. Estudié diseño de indumentaria en Mar del Plata, me recibí pero no conseguí trabajo de lo que me gustaba asique trabajé durante 2 años de camarera y personal de limpieza.
Mientras trabajaba hacia cursos y empecé uno para aprender costura en maquinas industriales, quería ver si podía entrar en alguna fábrica textil. La primer clase hicimos una cartuchera, me copé, volví a casa e hice 8 de diferentes formas y a partir de ahí no paré, cree la página“
Fue difícil vender y hacer conocida la marca, aprender a sacar fotos y subir a las redes productos que realmente tiene interés, “Las redes sociales ayudan muchísimo pero si no las sabes usar no hacen magia” detalló.
“Hoy en día me siento súper feliz de que les guste lo que hago, que confíen y apoyen el diseño local e independiente. Siento que llegue a un montón de personas pero me falta llegar a muchísimas más, sueño con ver a todas las mujeres del pueblo con su roci.to” agregó la emprendedora.
Ya hubo clientes de Ayacucho, Mar del Plata, Valeria del Mar, Pinamar, Piran y Cutral Có Neuquén: “Roci.to llega a todo el país por el medio de transporte que prefieran”.
– ¿Como fue el emprendimiento en plena pandemia?
“Tuve varias fases, primero relax, dije bueno son 15 días adentro, me relajo
” vacaciones “. Cuando se extendió y no sabíamos cuanto iba a durar entré en pánico, no sabía si volver para Ayacucho con mi familia o quedarme en Mardel a trabajar pero elegí quedarme y seguir produciendo. Fue difícil, extrañaba, la preocupación por lo que podía pasar y estar lejos, pero fue la mejor decisión en lo profesional. Arranque de nuevo; la gente estaba mucho en su casa mirando las redes y eso me favoreció un montón, empecé con envíos para Ayacucho una vez por mes, después cada quince días y hoy en día todas las semanas“.
“Amo Ayacucho. Estuve, estoy y voy a estar agradecida siempre a la gente que confío y confía en mi desde el día uno. Quiero llegar a mucha gente más, ojalá a toda la Argentina, pero no quiero perder nunca a los de siempre” finalizó diciendo la ayacuchense.