El 11 de diciembre se conmemoró en todo el país el Día Nacional del Tango, una fecha que rinde homenaje a una de las expresiones culturales más icónicas de la Argentina. Esta celebración, instituida en honor a los nacimientos de Carlos Gardel y Julio De Caro, busca revalorizar un género que, desde su origen en los barrios populares de Buenos Aires a fines del siglo XIX, se ha convertido en un símbolo de la identidad nacional y en un referente mundial de la pasión, el amor y la melancolía.
En el marco de esta fecha, dialogamos con el bailarín, coreógrafo y docente ayacuchense Sebastián Colavita, quien compartió su recorrido y reflexiones sobre la vigencia del tango en la actualidad.
De la inspiración inicial al reconocimiento internacional
Colavita relató cómo desde su adolescencia el tango se convirtió en su pasión, cuando grababa en casetes VHS los pocos fragmentos de programas televisivos donde aparecían bailarines de tango. “No teníamos la facilidad de acceso a la información de hoy”, recordó. Con el tiempo, su dedicación lo llevó a trabajar con grandes referentes en Buenos Aires.
Su carrera incluyó participaciones en reconocidas casas de tango de la capital, presentaciones en téatros de la calle Corrientes, giras nacionales e internacionales por países como Estados Unidos, México, Alemania, Chile y Bélgica, entre otros. Además, participó en programas de televisión como “Showmatch”, donde colaboró en la producción de coreografías para “Bailando por un Sueño” en México y Costa Rica.
“Tango corrupto”: una obra que marcó su trayectoria
Uno de los trabajos que Colavita recuerda con especial afecto es la obra “Tango Corrupto”, donde fue bailarín y coreógrafo. Este espectáculo fue galardonado con premios ACE y Hugo, y obtuvo elogios de la crítica porteña. “Fue un proyecto genuino que me permitió salir de los estereotipos del tango comercial”, expresó. La obra, que conjugaba baile, música y una narrativa creativa, le permitió mostrarse con mayor libertad artística y explorar nuevos enfoques del tango escénico.
El rol del coreógrafo y la evolución constante del tango
En su rol de coreógrafo, Colavita apuesta por la investigación del movimiento corporal en conjunto con cada bailarina o bailarín. “No se trata de repetir patrones preestablecidos, sino de crear algo único con cada cuerpo”, sostuvo. Su proceso creativo se nutre de la lírica y la música, buscando traducir la emoción y la esencia de las letras en movimiento.
Sobre la evolución del tango, Colavita resalta que no se trata de una “danza histórica estática”, sino que está en constante transformación. “Cada vez hay más jóvenes interesados, y las nuevas generaciones lo fusionan con otras técnicas”, afirmó. Para él, el tango es “generoso” porque admite la diversidad de estilos y formas de ejecución.
El mayor desafío: la permanencia
Al hablar de los mayores desafíos de su carrera, Colavita fue contundente: “Lo más difícil fue permanecer”. Desde su llegada a Buenos Aires, se propuso no trabajar en otra cosa que no fuera la danza. Para lograrlo, se enfrentó a momentos de esfuerzo, perseverancia y resistencia, pero logró mantenerse fiel a sus convicciones. “No transar con cuestiones que no me representaban me costó más tiempo, pero valió la pena”, destacó.
El tango hoy: una propuesta viva y contemporánea
Colavita sostiene que el tango no debe limitarse a la música tradicional. “Podríamos bailar tango con un reggaetón y no perdería su esencia”, aseguró. Según él, la clave está en la conexión corporal que se genera entre los bailarines, un lenguaje no verbal que trasciende la música y permite la comunicación en el baile.
Actualmente, Colavita dirige la compañía “Otros Tangos”, una propuesta que explora la diversidad del tango con una pareja conformada por dos hombres, rompiendo con los moldes tradicionales. Además, reparte su tiempo entre la enseñanza de tango en sus estudios de Buenos Aires y Ayacucho, donde busca transmitir su visión abierta y contemporánea del género.
Un legado que trasciende fronteras
El tango, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, sigue siendo uno de los símbolos que mejor representan a la Argentina en el mundo. Figuras como Carlos Gardel, Astor Piazzolla y Juan Carlos Copes han marcado el camino, pero artistas contemporáneos como Sebastián Colavita mantienen viva esta tradición con una mirada renovadora.
Así, en cada Día Nacional del Tango, se reafirma la vigencia de un género que sigue emocionando a millones, cruzando fronteras, lenguajes y generaciones. Y en esa historia, la voz y la danza de Colavita tienen un lugar privilegiado, llevando el nombre de Ayacucho y la pasión por el tango a los escenarios más importantes del mundo.