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Un viaje a La Constancia: una panadería centenaria que mantiene viva la tradición rural con una receta mágica

A solo 35 kilómetros de la ciudad de Ayacucho, en la provincia de Buenos Aires, el pequeño paraje La Constancia guarda un secreto irresistible: una panadería con más de 150 años de historia, famosa por sus tortas negras que deleitan a vecinos y viajeros.
El local, administrado hoy por Sergio y su esposa, es un emblema del pueblo y un punto de parada obligada para quienes transitan los caminos rurales de la zona. La tradición comenzó cuando el abuelo de Sergio, llegado desde España en 1926, compró la panadería que ya funcionaba desde hacía décadas. Desde entonces, la receta original se ha transmitido de generación en generación, manteniendo la esencia intacta.
El secreto de las tortas negras de La Constancia está en la fidelidad al método artesanal: horno a leña, masa reposada con poquísima levadura, sin conservantes ni aditivos artificiales. Todo se elabora como antaño, respetando los tiempos de fermentación y cocción sobre baldosas refractarias. No se cambiaron las máquinas ni la receta que mantiene viva la tradición.
La panadería abre sus puertas bien temprano. Sergio y su esposa madrugan cada día para encender el horno de más de un siglo de antigüedad y preparar pan, galletas y, por supuesto, las famosas tortas negras. Para abastecer la demanda, utilizan eucalipto como leña, una tradición que garantiza un sabor inconfundible.
A pesar de que el pueblo cuenta con menos de 80 habitantes y ya no tiene tren ni micro que lo conecte como antes, la panadería se sostiene gracias a la fidelidad de los clientes y al boca en boca que trasciende generaciones. Muchos se desvían de su ruta solo para detenerse allí, cargar la camioneta de provisiones y llevarse una docena de tortas negras recién horneadas.
El interior de la panadería conserva la maquinaria original. La amasadora, colocada cuando el padre de Sergio era un niño, sigue funcionando sin haber sido reemplazada.
Hoy, visitar La Constancia es sinónimo de detenerse en esta panadería de puertas abiertas, donde la historia se mezcla con el aroma del pan caliente y las tortas negras, que siguen conquistando paladares como hace más de un siglo.