Ayacucho se despide de un ícono del comercio local: Vicente Gencarelli, reconocido zapatero, decidió cerrar las puertas de su taller tras seis décadas de dedicación al oficio. La zapatería, inaugurada el 11 de junio de 1964, coincidiendo con el cumpleaños de su fundador, fue testigo de innumerables cambios en el consumo y la vida de los vecinos.
Una vida entre herramientas y cuero
Vicente aprendió el oficio a los 13 años en la zapatería “El Alba”. Años después, en 1964, decidió abrir su propio local. Su primer taller estuvo ubicado donde hoy funciona el PAMI, y posteriormente operó en otros dos locales, incluyendo uno frente al actual. En sus inicios, reparaba exclusivamente calzado de cuero como botas y mocasines, ya que las zapatillas deportivas no eran parte del mercado.
Con el tiempo, la evolución del consumo marcó un cambio significativo en el rubro. “Antes, se arreglaba todo; hoy, la mayoría opta por comprar calzado nuevo”, reflexiona Vicente. Sin embargo, su habilidad y compromiso con los arreglos de calidad le permitieron mantenerse vigente por seis décadas, un logro pocas veces alcanzado en este oficio.
El legado de un maestro zapatero
Durante su trayectoria, Vicente no solo reparó calzado, sino que también transmitió su conocimiento a nuevos trabajadores. Entre ellos, recuerda con cariño a Chiquito Ibáñez, Luisito Pasarín y otros jóvenes que aprendieron de él. Algunos llegaron incluso a abrir sus propios talleres, manteniendo vivo el legado de Vicente en Ayacucho.
Un agradecimiento sentido
Gencarelli destaca el apoyo incondicional de su familia: su esposa, sus hijos, y en el pasado, sus padres y hermanas. “Sin ellos, no habría logrado mantener este sueño por tanto tiempo”, asegura. También agradece a los vecinos de Ayacucho, quienes confiaron en su trabajo durante generaciones.
Un cierre por decisión personal
Aunque enfrentó recientemente problemas de salud, Vicente aclara que el cierre de su taller no responde a esa situación. “Ya tenía pensado retirarme. Ahora es tiempo de descansar y disfrutar de mi familia”, explica. Planea alquilar el local y pasar más tiempo con sus hijos y nietos, aunque no descarta realizar alguna actividad para mantenerse ocupado.