La Policía Bonaerense desmanteló una organización delictiva dedicada al robo de autos de alta gama, que operaba en Esteban Echeverría y otras localidades del Conurbano Bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires. El líder de la banda, actualmente detenido en la cárcel de Sierra Chica, dirigía las operaciones desde su celda, impartiendo órdenes a sus familiares, quienes constituían la mayor parte de los integrantes del grupo.
La estructura delictiva estaba formada principalmente por el entorno familiar del líder, incluyendo a su padre, madre, hijos, sobrinos, hermanos y yernos. Dos de los integrantes ya se encontraban cumpliendo condenas por otros delitos, pero continuaban reclutando nuevos miembros para ampliar la operación de robo de vehículos. Por autos de alta gama, la banda llegaba a recibir más de un millón de pesos, y muchos de los robos se ejecutaban en distintas áreas del Conurbano y la capital.
El esquema delictivo consistía inicialmente en almacenar los vehículos robados y adulterar sus componentes, como las numeraciones de chasis y cristales. Sin embargo, ante la falta de espacio para ocultarlos, comenzaron a desmantelarlos y vender sus autopartes en el mercado ilegal.
La investigación comenzó en junio, cuando cinco personas fueron detenidas en un desarmadero de la localidad de 9 de Abril, partido de Esteban Echeverría, mientras adulteraban las identificaciones de un Fiat Cronos rojo que había sido denunciado como robado en la Comisaría 3ra de Esteban Echeverría. Entre los detenidos se encontraba un hombre con pedido de captura desde 2011 por delitos en General Las Heras.
Además del Fiat Cronos, la policía incautó varias autopartes de otros vehículos robados y teléfonos celulares que resultaron claves para avanzar en la investigación. La intervención de las comunicaciones permitió a la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°4 de Esteban Echeverría determinar que la organización operaba en otras localidades como Almirante Brown, Escobar, Pilar y Mar del Plata, e incluso en las provincias de Chaco y Córdoba.
En el marco de la operación, se realizaron 31 allanamientos en diferentes puntos del Conurbano, incluyendo los penales de Merlo y Lomas de Zamora, lo que permitió la captura de 19 miembros adicionales de la banda. Según la policía, los roles dentro de la organización estaban claramente definidos: algunos se encargaban del robo utilizando inhibidores de alarmas, mientras que otros se ocupaban de adulterar los vehículos robados para luego venderlos con documentación falsificada en el interior del país.