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El sueño de la ceación de 5to elemento: “Tuve que entregar mi casa para no perder este espacio”
Un espacio cultural que fue golpeado por la pandemia. Manuel tuvo que vender su casa para no perder el espacio.

En una entrevista reciente para Proyecto Pueblo, Manuel Olano, conocido vecino de Ayacucho con una destacada trayectoria en el circo y los deportes como la escalada, compartió su fascinante historia.
Manuel creció en Ayacucho, donde su infancia estuvo marcada por el fútbol y las visitas al campo con su familia. Sin embargo, desde pequeño, mostró un desinterés por el campo y una pasión creciente por el fútbol y el circo. Durante su adolescencia, Olano comenzó a explorar el mundo del circo, aprendiendo malabares y globología de la mano de Pollo Ferrari, otro cirquero local.
Al finalizar la secundaria, Manuel se aventuró a estudiar medicina en La Plata con la intención de convertirse en pediatra. Sin embargo, su interés por el circo y la magia lo llevó a Buenos Aires para estudiar en una prestigiosa escuela de magia, mientras continuaba animando fiestas infantiles para financiar sus estudios. Posteriormente, se trasladó a La Plata para estudiar educación física, pero descubrió una nueva pasión por la acrobacia aérea y el malabarismo.
En La Plata, Olano se involucró en el circo callejero y, junto a otros artistas, fundó “La Gran S”, un espacio cultural donde se realizaron espectáculos de teatro, varieté y magia. Con el tiempo, Olano se dio cuenta de que su verdadera pasión era el circo, lo que lo llevó a tomar la decisión de dedicar su vida a esta forma de arte.
Al regresar a Ayacucho, Manuel se enfrentó al desafío de adaptar su vida y sus sueños a un entorno menos acostumbrado a las artes circenses. Tras un período trabajando en el campo, encontró un galpón en alquiler en Ayacucho y decidió convertirlo en un espacio para el circo y la escalada. Con esfuerzo y dedicación, comenzó a ofrecer clases de circo infantil y a organizar eventos culturales.
A pesar de enfrentar muchos obstáculos, incluido el impacto de la pandemia, que lo obligó a cerrar temporalmente su espacio, Olano persistió en su sueño. Durante la pandemia, se adaptó organizando eventos virtuales y mantenía su espacio en funcionamiento a través de un sistema de gorra, que ayudó a financiar el alquiler y a mantener el espacio cultural activo.
Finalmente, Manuel decidió nombrar su espacio “Quinto Elemento”, inspirado en su pasión por los elementos del circo y la escalada, y en la simbología de los elementos naturales. El nombre refleja la integración de diferentes disciplinas y la interacción del cuerpo humano con el entorno.
Hoy en día, “Quinto Elemento” continúa activo en Ayacucho, ofreciendo clases y espectáculos que enriquecen la vida de la comunidad. Manuel Olano, con su historia de perseverancia y pasión, sigue demostrando que los sueños pueden hacerse realidad incluso en los lugares más inesperados.