El 2024 cerró con un total de precipitaciones acumuladas de 891 milímetros en Ayacucho, un registro levemente inferior al de 2023, que alcanzó los 912 mm. Este comportamiento irregular de las lluvias dejó un impacto significativo en el sector rural de la región, que venía enfrentando una dura crisis hídrica producto de la sequía.
Según registros de privados locales, meses de mayor aporte hídrico fueron noviembre, con 203 mm, y marzo, con 160 mm, lo que representó un alivio importante para las actividades agropecuarias. Sin embargo, la situación fue crítica durante el primer semestre del año, especialmente en mayo y junio, que apenas registraron 14 mm y 4 mm respectivamente, marcando mínimos históricos.
El segundo semestre mostró una recuperación parcial con lluvias destacadas en agosto (100 mm), aunque septiembre y octubre volvieron a presentar valores bajos, con solo 9 mm y 27 mm, respectivamente. En diciembre, el acumulado fue de 81 mm, cerrando el año con un panorama mixto para el campo local.
A pesar de esta mejora relativa en algunos meses, la irregularidad en la distribución de las precipitaciones mantuvo en alerta a los productores rurales, quienes enfrentaron desafíos adicionales para planificar sus ciclos productivos.
En comparación con el año anterior, la caída en el total anual fue en promedio de 21 mm, pero las fluctuaciones intermensuales fueron mucho más marcadas, evidenciando los efectos del cambio climático.