“Hace 15 años que vivo acá al lado y no me acuerdo de una sola vez en que lo haya visto cerrado”, respondió después de pensarlo unos segundos Julián, dueño de un local de ropa sobre calle Rivadavia al 2300, a apenas 10 metros del más céntrico de los tres restaurantes “Manolo” que hay en Mar del Plata. A días del arranque de la temporada, la churrería más celebre de la ciudad balnearia tiene las persianas bajas “hasta nuevo aviso” -según notificaron a los empleados- desde ayer al mediodía, cuando se conoció que Juan Manuel Santurian, uno de sus dueños, fue asesinado por su ex suegro en la cochera del edificio donde ambos vivían.
“Cerrado por duelo”, se lee en las hojas A4 pegadas en los vidrios de los frentes de las tres sucursales. Hay carteles en la más tradicional, la de calle Alem, en la de Rivadavia y también en el local ubicado sobre el boulevard marítimo Patricio Peralta Ramos. Las sillas están metidas adentro de los comedores y las motos del delivery también. Los restaurantes linderos, admiten por lo bajo algunos empleados a Infobae, anoche estuvieron inesperadamente llenos.
Juan Manuel Santurian, de 63 años, era El Colo para todos los que lo veían aparecerse entre los mostradores, las sillas, las sombrillas y las mesas de Manolo con una sonrisa y algún chiste a la pasada. Y aunque hacía varios años que estaba a cargo del local de Miami, donde vivía él y viven sus dos hijas que ayer debieron tomar un vuelo de emergencia a Buenos Aires luego de que su ex suegro Miguel Ángel García lo asesinara a tiros en la cochera del edificio donde ambos vivían, cada tanto se dejaba ver en Mar del Plata. Esta vez había viajado para coordinar el proyecto de una nueva sucursal sobre avenida Constitución.
INFOBAE.
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